Este terruño es el resultado del estudio agronómico y geo- pedológico del suelo del “Château de Reignac”, el cual fue realizado a partir de 80 hoyos pedológicos desde enero de 2002.
REIGNAC elabora un vino de una calidad excepcional y regular reconocida por los más grandes catadores del mundo. ¿Hay similitudes entre las singularidades morfo- geológicas de sus terruños y las de los grandes vinos catalogados a este día? ¿Es esto suficiente para llamarlo un gran Terruño?
La gran complejidad de las formaciones geológicas del Bordelés.
Que se trate de las molasas del Fronsades (ladera de Fronsac, costa de la meseta de Saint Emilion, desde Cerro Roteboeuf hasta Beausejour), de la caliza de Castillon (meseta de “Sainte Colombe”, meseta de “Saint Emilion”), de la caliza astérie (zona de los 1eros gran vinos de la bandeja de “Saint Emilion”), cada una de ellas presenta una gran diversidad de capas arcillosas y arenosas… Cada una de ellas presenta disposiciones muy diferentes en el paisaje.
Entonces, cada una de ellas presenta diferentes potenciales vitícolas.
Esta complejidad y esta diversidad son debidas a su origen geológico.
Del Terciario (- 30 MA) hasta el Cuaternario (- 1 MA), este territorio fue un delta; confluentes y corrientes de salida y ríos de los Pirineos formaciones fluviales y aluviales del Macizo Central. Este territorio es el hogar de formaciones lacustres y de lagos formados que luego se obstruyeron. Este territorio está sujeto a entradas y salidas sucesivas del mar.
Tres observaciones se plantean.
La zona occidental del “Entre Deux Mers” agrupa formaciones geológicas similares a las de los grandes terruños conocidos de las orillas izquierda y derecha del rio de la Gironda.
El potencial excepcional de dichos suelos no se puede definir de forma exhaustiva debido a la complejidad morfo-geológica del Bordelés. La clasificación de 1855, así como el “ostracismo” del mundo Bordelés, han circunscrito y entorpecido el ámbito de estudio de los terruños. Es por ello que podemos decir que, hoy en día, quedan todavía por descubrir grandes terruños.
¿Qué podemos decir del terruño de Reignac?
Se encuentra en la zona occidental del “Entre Deux Mers”. Al sur de la ciudad de San-Loubes, el relieve varía entre 43 y 22 metros. Reignac presenta tres grandes terruños.
Aquí encontramos las formaciones geológicas clásicas: molasa de Fronsac, marga y piedra caliza de Castillon, guijarros de terrazas aluviales antiguas.
Pero la erosión ha dado forma de manera admirable a este lugar así como al notable material de origen que se puede apreciar aquí, tal como es el caso en algunos pocos lugares privilegiados.
Esta erosión ha mantenido los aspectos más interesantes de cada formación geológica. Los ha colocado en el paisaje de manera estratégica para asegurar una buena exposición y un buen drenaje.
Estas singularidades atribuyen a Reignac muchas similitudes con los grandes terruños de Burdeos.
En la parte superior, se encuentran terrenos profundos constituidos únicamente de guijarros y grava. Corresponden a los antiguos depósitos aluviales cuaternarios – Mindel, aproximadamente – de 600 000 Millones de años (depósitos que se encuentran en la mayor parte de los grandes terruños del “Médoc” y “Pessac-Léognan”). Las características específicas del suelo, favorables para una cosecha regular de alta calidad, son el resultado de la posición alta en la que se encuentran éstas antiguas gravas, sus diversas composiciones y el clima del lugar. La delicadeza que se expande en esta Tierra caracteriza a los vinos de Reignac.
En la ladera, la molasa de Fronsac revela partes arcillosas. Esta formación río-lago (fluvio-lacustre) presente en Reignac, sólo presenta caras arcillosas. La pendiente, orientada hacia el sur-este, permite optimizar el uso del agua. Las arcillas expandibles presentes en el suelo le brindan un poder regulador tanto a nivel hídrico como nutritivo. Esta regulación natural le brinda una madurez completa y equilibrada al viñedo.
Más al sur, se encuentran margas y calizas duras de Castillon. La morfología de esta área está relacionada con la dureza de las camas de piedra caliza y la blandura de las margas. La dinámica del agua en esta cuenca, la naturaleza de la arcilla y la piedra caliza ofrecen una verdadera nutrición e hidratación a la vid. Los riesgos climáticos se encuentran regulados por las características de este terruño. Es insensible a los aportes de agua de la campiña. Y se adapta muy bien a los años secos.
Un gran terruño no puede expresarse sin un trabajo adecuado.
Se reconoce hoy que la mano del ser humano sigue siendo un factor clave para el desarrollo de los vinos. Con este objetivo, Yves VATELOT ha tomado decisiones comprometidas por más de 15 años. Los resultados cualitativos son los siguientes: una alta densidad, un material vegetal adaptado al terreno, el respeto de la tierra, cosechas óptimas y ordenadas, una vinificación y un envejecimiento adaptados a cada terruño.
Entonces ¿Por qué razón REIGNAC no podría ser reconocido como una propiedad de referencia, tal como los son los mejores vinos clasificados? La pregunta sigue abierta, pero lo cierto es que no se puede argumentar más dicha situación de manera geo-pedológica, agronómica o enológica.
REIGNAC, ubicado en la confluencia del “Entre Deux Mers”, tiene una característica poco común: la de reunir los mejores terruños de las orillas derecha e izquierda en la misma propiedad, lo que explica la regularidad de sus cosechas.
Philippe GARD, agrónomo, enólogo.
Emmanuelle CHONE, Ingeniero geo-vitícola.